2025-03-24 | 8:00
Huellas del COVID-19
Cinco años después: El impacto de la pandemia en Campana
A cinco años del comienzo de la pandemia, quedan las huellas que han marcado a nuestra comunidad en todos los aspectos de la vida diaria. Desde las primeras restricciones, los habitantes tuvieron que adaptarse a una nueva realidad marcada por el distanciamiento social y las medidas sanitarias. Hoy, aunque el virus COVID-19 sigue presente entre nosotros como muchas otras enfermedades respiratorias, ya no representa una amenaza significativa.
Postal de las calles desiertas de Campana.
"Quedate en casa" fue la consigna para evitar los contagios.
Nuevas formas de comprar alimentos, y largas filas con espacios delimitados se establecieron como modalidad de emergencia.
Las iglesias permanecieron cerradas.
La ciudad modificó todos sus escenarios tras el confinamiento.
Los accesos a la ciudad tuvieron que ser drásticamente cerrados.
Otra postal inédita: La guardia vacía del hospital municipal.
El acceso principal de la ciudad cortado.
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Cinco años después: El impacto de la pandemia en Campana
Postal de las calles desiertas de Campana.
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Cinco años después: El impacto de la pandemia en Campana
"Quedate en casa" fue la consigna para evitar los contagios.
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Cinco años después: El impacto de la pandemia en Campana
Nuevas formas de comprar alimentos, y largas filas con espacios delimitados se establecieron como modalidad de emergencia.
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Cinco años después: El impacto de la pandemia en Campana
Las iglesias permanecieron cerradas.
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Cinco años después: El impacto de la pandemia en Campana
La ciudad modificó todos sus escenarios tras el confinamiento.
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Cinco años después: El impacto de la pandemia en Campana
Los accesos a la ciudad tuvieron que ser drásticamente cerrados.
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Cinco años después: El impacto de la pandemia en Campana
Otra postal inédita: La guardia vacía del hospital municipal.
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Cinco años después: El impacto de la pandemia en Campana
El acceso principal de la ciudad cortado.
Cinco años se cumplieron del inicio de la cuarentena por la pandemia de COVID-19 en Argentina, y en particular, en Campana. Esta medida, que comenzó siendo un recurso crucial para evitar la propagación del virus, se vio rápidamente envuelta en diversas controversias. El 19 de marzo de 2020, el entonces presidente Alberto Fernández anunciaba una serie de restricciones, que impactaron profundamente en la vida cotidiana de los argentinos, y por ende, de los campanenses.
Al día siguiente, las calles de Campana se vaciaron. Solo aquellos que formaban parte de actividades esenciales podían movilizarse, y para hacerlo necesitaban un permiso especial. En esos días iniciales, la ciudad, que generalmente vibraba con su actividad industrial y social, se convirtió en un lugar silencioso y desolado. A medida que los casos de COVID aumentaban —en el contexto nacional se registraban 128 positivos el 20 de marzo—, el aislamiento comenzó a afectar no solo a la salud física sino también a la salud mental de los ciudadanos.
La atención pública, por ejemplo, se reconfiguró para priorizar la salud, y muchos servicios debieron migrar a formatos virtuales o híbridos.
Las actividades diarias también sufrieron cambios significativos. Comercios y restaurantes implementaron protocolos estrictos, con limitaciones en la cantidad de clientes permitidos y un enfoque renovado en el delivery y las ventas online. Las calles que antes estaban llenas de vida ahora mostraban una calma inusual durante los picos más altos de contagios. Sin embargo, con el tiempo, los campanenses aprendieron a convivir con estas nuevas normativas.
El acceso a la ciudad fue otro aspecto que se vio afectado. Las restricciones en los accesos y los controles sanitarios limitaron el flujo habitual de personas.
La educación también sufrió un drástico cambio. La comunidad educativa local tuvo que adaptarse rápidamente. Las aulas vacías dieron paso a las clases virtuales y muchos estudiantes enfrentaron dificultades para continuar su aprendizaje. La suspensión de actividades culturales y recreativas dejó a familias enteras buscando alternativas para sobrellevar el encierro. Gimnasios, teatros y espacios comunitarios cerraron sus puertas, mientras que los encuentros familiares y sociales se vieron restringidos.
En este contexto, las instituciones educativas locales colaboraron en la difusión de información sobre prevención y cuidado. La comunidad se unió para ayudar a los más vulnerables, creando redes solidarias que brindaron asistencia a quienes más lo necesitaban.
A pesar de las dificultades y tras cinco años desde aquel incierto comienzo, esta experiencia ha llevado a una nueva valorización por los momentos compartidos y por la vida misma. Los espacios públicos han vuelto a cobrar vida con actividades recreativas y culturales, pero siempre con un ojo puesto en los aprendizajes adquiridos durante estos años difíciles. La resiliencia de la comunidad de Campana ha brillado en medio de la adversidad, recordándonos lo importante que es cuidarnos unos a otros.
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