En un dulce encuentro, Campana Noticias tuvo el privilegio de visitar la fábrica de Alfajores Quiero, el reconocido producto 100% artesanal que en 2023 se consagró como campeón mundial. Yanina, dueña de la fábrica, nos abrió las puertas y compartió con nosotros su inspiradora historia de perseverancia y pasión por la pastelería.
"Aquel día cambió nuestras vidas. Desde el mismo momento en que estábamos en el escenario empezaron a sonar nuestros teléfonos, fue una explosión. Todos querían probar el Alfajor, nos llamaban los medios de comunicación y gente de todos lados. Fue hermoso, fue increíble", relata Yanina, mientras su sonrisa denota sin timidez una enorme felicidad.
Yanina y su esposo son campanenses y líderes de una familia de clase trabajadora, como tantas otras que pelean todos los días por un futuro mejor. Pero ellos se animaron a seguir su pasión. "No se si voy a vivir de esto, pero es lo que me gusta y me lo dicta el corazón. Voy a dedicarme a la pastelería". Con esas palabras Yanina convenció a su esposo, quien sin dudar le dio el visto bueno para seguir esa corazonada, confiando en la tenacidad de ella. Y no erraron.
Sus manos son el ícono de sus virtudes, capaces de hacer converger en un objeto su buen tino, su buen gusto, su amor en lo que hace, su magia. Antes de dedicarse a la pastelería, Yanina incursionó en la confección de prendas para niños. Sí, llegó a tener su propia marca de ropa. "Me encanta diseñar, crear, innovar. Mis productos eran muy buenos pero falló la difusión de la marca, no soy muy amiga de las redes sociales y eso es crucial para el éxito sobre todo lo referido a la ropa. Pero bueno, son pruebas que uno va haciendo en el camino, hasta encontrar lo que realmente es para uno." Nos dice, segura de que nada es tiempo perdido si se hace con ganas y con amor.
Pero de todos sus emprendimientos, Alfajores Quiero se lleva toda la atención. Este sueño hecho realidad empezó en plena pandemia, allá por 2021. En aquel momento, Yanina había apostado al rubro estética. Se capacitó y con mucho esfuerzo puso un gabinete que al poquito tiempo tuvo que cerrar de un día para el otro literalmente, cuando se declaró el confinamiento por la pandemia COVID 19.
Pero tal como reza el refrán, no hay mal que por bien no venga. "Siempre me gustó hacer cosas dulces, siempre, desde chiquita. Hice cursos de pastelería pero mi materia pendiente es hacer la carrera. Algún día la voy a hacer" nos cuenta y no nos quedan dudas de que lo hará, viniendo de una mujer que demostró tener la fuerza de un volcán.
"Así, de a poquito empezamos a vender a la gente conocida primero, después Maxi llevó a la fábrica y sus compañeros nos compraban. El producto gustaba, siempre nos volvían a comprar. Fue entonces cuando supimos que se iba a hacer una feria mundial en el 2022 y decidimos participar. Fueron siete días en la Capital Federal. Y la verdad nos encantó la experiencia, la gente es muy consumidora de alfajores. No sólo los nuestros, esa feria fue súper exitosa, volvíamos a la noche a Campana a producir para el día siguiente y así todos los días, una locura; pero estábamos fascinados. Entonces en la del 2023 participamos sin dudarlo", relataron los protagonistas acerca de cómo fue la génesis de su gran logro.
"Jamás creímos que podríamos ganarlo, no teníamos tantas expectativas. De hecho estábamos lejos del escenario cuando escuchamos: "Campeón de la categoría triple: Alfajores Quiero". El cuerpo me fallaba de la emoción, no me respondían las piernas, tuvieron que ayudarme a subir al escenario", confesó Yanina con emoción al recordar el momento en que su alfajor artesanal ganó por partida doble: se consagró Campeón del Mundo pero además ganó la Medalla de Oro en la categoría Alfajor Triple.
Hoy, a siete meses del histórico logro, y gracias a la repercusión que tuvo y que derivó en un crecimiento totalmente inesperado pero sostenido de la demanda, Yanina y Maxi han podido dar algunos pasos en su proceso productivo, aunque vale la pena destacar, siguen siendo absolutamente artesanales. "Las tapitas las seguimos cortando de a una, con molde", nos cuentan con orgullo.
"Sin duda que todo esto fue posible gracias al apoyo de Maxi, que confió en mí. El puso la inversión inicial, y estuvo siempre al pie del cañón. Incluso dejó su trabajo para ayudarme, para dedicarse full time al negocio. Hoy tenemos un local de venta al público, que de a poco vamos mejorando, pero que decidimos abrir por varios motivos: primero, nuestra casa era un desastre. Se había convertido en un caos por producir y estibar allí. Pero además, hay personas mayores que no manejan redes y necesitan la venta presencial. Siempre pensamos en la satisfacción del cliente, en el sentido amplio. También tengo que decir, que Dios siempre nos acompañó. Yo hablaba con él, porque estaba segura que era el camino correcto". Relata, emocionada.
"¿El secreto del éxito? Creo que el secreto está en mantener la excelencia en los insumos y las materias primas, eso nos parece fundamental: La calidad. Cada alfajor tiene que estar prolijito, perfecto. El envoltorio también. Sabemos que la economía está complicada, pero no vamos a recortar por ahí. La calidad no se negocia. Es importante cuidar al cliente, atender sus reclamos, escuchar lo que quieren. Lo otro que nos destaca es que logramos un sabor equilibrado, que es dulce pero no empalaga" afirma vehemente y orgullosa de sus alfajores, que han conquistado paladares alrededor del mundo.
De cara al futuro, esa pareja de jóvenes exitosos nos cuentan que lejos de conformarse con los triunfos cosechados, van por más y proyectan extender la gama de productos. Nos adelantan que para octubre tienen planificado lanzar la línea de pan dulces y budines, pero además tienen en mente afianzar la línea de elaboraciones para cumpleaños y otros eventos, así como también la línea para fechas especiales como Pascuas, Día de los Enamorados, Día de la Madre, etc. Asimismo, comenzaron a elaborar dos clásicos: alfajores de maicena y conitos de dulce de leche. Pero lo clásico no quita su impronta: ambos productos llevan esa, su marca registrada que los hace únicos.
La visita a la fábrica de Alfajores Quiero fue un testimonio conmovedor del arduo trabajo, la dedicación y el espíritu emprendedor que ha llevado a esta pareja a alcanzar el reconocimiento global. Sin duda, su historia inspiradora invita a creer que se puede, pese a todos los pronósticos. Lo cual no es menor en los tiempos que corren donde muchas veces creemos que todo está perdido. Con certeza, Alfajores Quiero continuará siendo motivo de orgullo para la comunidad campanense y ya es parte de su historia.