Cuenta una antigua tradición, que Santiago, uno de los doce apóstoles, viajó a Hispania y llegó a Galicia, al fin de la tierra, para difundir el Cristianismo.

En el año 44 fue ejecutado en Jerusalén, y prohibido su entierro. Sus discípulos surcaron el mar hasta Galicia, donde le dieron sepultura. Su tumba quedó olvidada hasta que en el año 813 un resplandor indicó el lugar donde se encontraba. Tras el descubrimiento del sepulcro, el Apóstol fue proclamado patrono del pequeño reino cristiano del noroeste de la Península Ibérica, convirtiéndose en guía y apoyo de la Cristiandad, mientras que en el centro y sur peninsular prosperaba el Islam.

En aquel lugar se levantó una ermita, que con el paso del tiempo se convirtió en una monumental Catedral. Alrededor de ella nació y creció la maravillosa ciudad de Santiago de Compostela. A partir del descubrimiento de los milagros y apariciones se sucedieron y proliferaron las leyendas. Guiados por la Vía Láctea, el itinerario marcado en el cielo, miles de peregrinos comenzaron a acudir desde lejanos países de Europa. Y así se fue trazando la red de calzadas que formó el Camino de Santiago, a cuya vera se construyeron iglesias y monasterios, refugios, albergues y hospitales, y crecieron ciudades y mercados.

En el siglo XII, el Papado concedió el Jubileo Pleno del Año Santo, lo que convirtió a Santiago en la Tercera Ciudad Santa, después de Jerusalén y Roma. Desde entonces, cada año en que el día del Apóstol, 25 de julio, coincide en domingo, miles de creyentes peregrinan para conseguir el perdón de todos sus pecados. 118 Años Santos han pasado ya: el último en 2010, el siguiente será el 2021.

Por su importancia en la historia del continente, el Camino de Santiago ha sido declarado por el Consejo de Europa ‘Primer Itinerario Cultural Europeo’ y ‘Patrimonio de la Humanidad’ por la UNESCO.

Hoy, como ayer, sigue atrayendo por su imponente riqueza. Ruta de espiritualidad, camino de fe, de encuentro y de hospitalidad, prueba de superación personal o ruta artística y cultural, cada uno encuentra en él lo que busca, e incluso más.

En la atmósfera que envuelve a la ciudad, que emana de la Catedral, se percibe su esplendor medieval. El paisaje es un bosque de piedra lleno de monumentos religiosos y universitarios, y de casas nobles y pequeñas viviendas, con balcones que asoman a apretadas “rúas” abovedadas con pórticos.

El Barroco le dio a Santiago de Compostela su esencia definitiva, su personalidad propia; condicionada por el granito, inundó las iglesias, y trepó por las fachadas de la Catedral románica, rodeándola de un conjunto de cuatro plazas magníficas, que por su monumentalidad destacan entre las europeas.

En el horizonte de la ciudad, visible desde sus miradores naturales, sobresalen imponentes las torres de la Catedral, las espadañas de las iglesias, los árboles de sus jardines y los contornos de las colinas que la rodean. Es digno de verlo porque se hacer realmente complicado describirlo con palabras.

La Catedral de Santiago: El conjunto del que forma parte la Catedral de Santiago de Compostela es uno de los más interesantes y ricos de Europa. Es el alma de la ciudad. Guarda en su cripta los restos del Apóstol, en ella sobresale el Pórtico de la Gloria, el grupo escultórico más acabado y complejo del Románico. Es único y espectacular su Botafumeiro, incensario gigante que vuela sobre las naves, impulsado por 8 hombres, hasta casi rozar la bóveda.

El Museo de la Catedral contiene valiosísimo arte sacro, relevantes documentos, e importantes restos arqueológicos del Santiago romano y medieval, incluyendo además la visita al palacio arzobispal, otra joya del lugar. La visita a las cubiertas, además de su interés artístico, permite comprender la configuración de la ciudad y admirar su belleza desde lo alto.

Alrededor de la basílica del Apóstol se levantaron a partir del Medievo conventos y monasterios de diversas órdenes religiosas que pueden conocerse a través de un itinerario. Encargadas de la custodia del sepulcro, y del cuidado y hospedaje de los peregrinos, aportaron a la ciudad sus conocimientos seculares de farmacia y medicina, que dieron origen a la tradición médico-sanitaria de Santiago, y su vocación educativa, que contribuyó al nacimiento de la Universidad.

El legado espiritual, documental, artístico, arqueológico, los orígenes de la Catedral y de la urbe y la historia de las peregrinaciones jacobeas pueden conocerse en cinco museos: el propio de la Catedral, el de Tierra Santa, el de las Peregrinaciones y dos museos específicos de arte sacro.

Santiago de Compostela es una ciudad tranquila, segura, hecha para pasear. Su calidad urbanística y medioambiental, su cantidad de espacios verdes y su integración en el paisaje la han hecho merecedora de reconocimientos internacionales.

Dos rutas básicas permiten disfrutarla caminando. La primera transita por el corazón monumental, empezando por la Catedral y recorriendo las calles y plazas que han hecho a Santiago universal. Son espacios llenos de vida y de posibilidades que forman parte del día a día de los habitantes de la ciudad. La segunda ruta rodea el núcleo histórico a través de parques y jardines que cuentan con miradores privilegiados y esconden relevantes monumentos, históricos y contemporáneos.

Además de toda esta riqueza patrimonial, sin dudas uno de los rasgos más característicos de esta zona es la gastronomía, que podrán disfrutar todos los que visiten Galicia y el norte de España

Lic. Guillermo Ceballos
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