Sin dudas, Federico Perusco es uno de los vecinos más envidiados (sanamente) del momento. Y si no lo es, lo será luego de conocerse su historia. El campanense, radicado en España hace más de 20 años, será testigo privilegiado de uno de los partidos más importantes en la historia del fútbol argentino, que paradójicamente, se jugará en Madrid.

Federico es Director de Marketing de uno de los palcos VIP del mítico estadio Santiago Bernabeu. El lugar tiene capacidad para 500 personas, y en él convive con invitados especiales y agencias de turismo. También organiza eventos privados y presentaciones, en un lujoso espacio que cuenta con una ventana de 80 metros con vista al verde césped del Bernabeu.

El campanense recuerda que sus comienzos allí en Madrid, no fueron sencillos ya que empezó juntando vasos. “Me hice de menos diez, cuando en casa no levantaba ni la mesa” recuerda. Hoy, en contacto con grandes figuras del fútbol mundial, a todos les comenta de su pasión por el Violeta de Campana.

Perusco se fue de Campana en el 88. Promediando los noventa, viajó a Madrid, a estudiar. Cuando pensaba en regresar, el corralito del 2001 abortó su idea, y se instaló allá definitivamente. Además de la Capital española, vivió en Valencia y Cadiz.

“Pero cuando estás en Argentina, pensás en quedarte siempre. Pero la realidad no ayuda” dice nostálgico, y agrega: “Extraño el Boat Club, la isla, iba mucho a pescar. Me gustaba andar en moto por la ciudad, y hoy que no lo tengo, es el paraíso. También echo de menos a la familia y a los amigos, que hace mucho que no veo”.

No hubo tiempo que perder. Dálmine y Campana ocuparon el espacio que no quisimos invadir con la final que se disputará en España, trasladando hasta allí todos los vicios del fútbol nuestro, quitándole gran parte de la emoción que despierta en cualquier rincón del mundo un River Boca. Porque Federico Perusco es un claro ejemplo de aquella frase de la película “El Secreto de sus Ojos”, donde Sandoval (interpretado por Guillermo Francella) reflexiona: "El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar. No puede cambiar de pasión".