2020-05-04 | 1:00 #QuedateEnCasa
“Haber venido a jugar a Siderca fue la mejor decisión que pude haber tomado”
Aseveró Juan Manuel Locatelli, escolta que llegara procedente de Quilmes de Mar del Plata, para sumar minutos y rodaje deportivo pero que, extrañamente luego, explotara como pieza importante en la Liga Nacional, en la vereda de enfrente: en Peñarol.
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    En blanco y negro (y a color) las fotos de su paso por Siderca, elegidas y provistas por "Manu" Locatelli

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    Con la 10 de Siderca, en el ultimo partido de la final ante Libertad en Sunchales

Nunca un equipo de básquetbol de primera división de la Asociación Zárate-Campana (ABZC) estuvo tan pero tan cerca de jugar la Liga Nacional (la “A”), por mérito deportivo.

Siderca de Campana, de gran campaña esa temporada 1997/98 que, paradójicamente fue la última, dispuso de la serie final que perdió ajustadamente y luego, la imposible misión de jugar la reclasificación, ante un rival con nombres más importantes y hasta con más cantidad de refuerzos extranjeros.

Libertad de Sunchales, en apretadísima serie definida 3-2 en territorio santafesino, y Belgrano de San Nicolás con un contundente 3-0, cerraron las aspiraciones del “metalúrgico” que, luego de esa histórica campaña, vio como la dirigencia de turno le bajaba la persiana a cualquier intención de continuidad deportiva.

Eran tiempos de entrenador, en su primera experiencia, de un ex del club: Ricardo Palacio. Los jugadores: Santiago Dubois, Walter Guiñazú, Pedro Casermeiro, Nelson Ingles, Gerardo Barrera, Hernando Salles y Frederick West (extranjero), entre otros.

Libertad ganó en Sunchales 79-77 y 67-65 y llegó a Campana con la serie “match-point” a su favor. El “metalúrgico” ganó en Chiclana 209, por 75-64 y 72-69. Todo igual y a un quinto y decisivo juego: en su casa, los “tigres” ganaron 79-75.

Tan cerca, tan lejos…

¿Cómo se dio tu llegada a Siderca y con qué expectativas en ese momento?

Mi llegada se da porque a Quilmes de Mar del Plata, donde me encontraba, llega como entrenador Guillermo Vecchio y arma un plantel con muchas figuras (NdR: Jorge Racca, Esteban Pérez, Eduardo Dominé y Sebastián Uranga) y yo iba a tener muy poco lugar. Me lo dijo, me pareció muy bien, porque yo venía de un par de temporadas en Liga sin tener tanto protagonismo, porque era muy difícil en esa época ganarse muchos minutos. Y por ahí, otro año más sin jugar mucho, iba a ser perjudicial para mi futuro. Decidí irme a probar suerte a San Andrés (NdR: un histórico de la Liga Nacional), y estaba prácticamente a punto de firmar contrato cuando me contactan “Ricky” Palacio y Santiago Dubois, con quien jugué en un Campeonato “Argentino”. Ricardo me había visto en un Provincial U22, el año anterior en Zárate, donde me había ido muy bien con la Selección de Mar del Plata. Me dijeron tomate el tren y venite a Campana. Hablé con él, que me iba a tener en cuenta, que me quede a jugar en Siderca y la verdad, fue la mejor decisión que pude haber tomado. Fui con buenas expectativas y realmente fue todo mucho mejor de lo imaginado. Principalmente en las dos cuestiones más importantes: en lo deportivo y en lo personal. Porque se creó, un grupo bárbaro, un equipo que jugaba muy bien al básquetbol, con la suerte de llegar a la final. En lo personal porque me alejé del ambiente al que estaba acostumbrado yo, que era Mar del Plata y Tres Arroyos, y realmente ahí crecí un montón. Compartí departamento con Pedro Casermeiro y Gerardo Barrera, una experiencia nueva para mí. Con “Piri” Salles también, que estaba en otro departamento pero cerca.

Más allá de lo qué pasó deportivamente, que estuvieron cerca de ser campeones y ascender, ¿Ustedes en la previa sabían de la decisión de la dirigencia de vender la plaza?

Tuvimos la oportunidad de jugar la final contra otro gran equipo, como Libertad de Sunchales, que tenía jugadores con más experiencia. Una final muy apretada, que se definió en el quinto partido. Jugando siempre a cancha llena. Te soy sincero, no sé si fue durante o después, nos enteramos de que por más que hubiéramos ascendido Siderca iba a vender la plaza. Una lástima… Pero son decisiones que se toman más desde el punto de vista económico, y nosotros en ese momento no teníamos nada que ver. Fuimos a jugar la Reclasificación (NdR: contra Belgrano de San Nicolás), ahí si ya sabiendo que si ascendíamos se vendía la plaza. Jugamos contra un equipo de Liga “A”, con muy buenos extranjeros, con Pablo Prigioni (NdR: base del Seleccionado Nacional, jugador en Liga Europea y de la NBA, actual entrenador asistente de un equipo de la mejor liga del mundo), y había una diferencia importante y nos costó muchísimo.

¿Qué tan importante fue ese rodaje, los minutos de juego, y la experiencia adquirida en Siderca para tu paso luego por la Liga Nacional?

Para mí fue el puntapié inicial para luego si arrancar la mejor parte de mi carrera. Donde me di cuenta de que iba a vivir del básquetbol, tan simple como eso.

El cierre es tuyo, si querés con algún saludo o mensaje para los que lean la nota y se acuerden de vos, o para alguien en especial, lo que desees…

Días pasados publiqué una foto de ese equipo, en mi cuenta de Instagram, traté de encontrar a todos los compañeros y mandarles saludos. No quiero nombrar a todos porque por ahí te olvidás, pero mandarle un saludo a toda la gente de Campana. Al gran Cuerpo Técnico que tuvimos, porque aprendí muchísimo, fueron grandes personas. A mis compañeros. Al periodismo que estuvo en ese momento acompañando al equipo y a mis amigos que dejé en Campana. Repito, fue un año fantástico para mí, la pasé excelente.

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