Tal como se había conocido de la boca misma del propio DT Felipe De la Riva, la prioridad era un mediocampista que pudiera jugar “de” Renso Pérez, por la derecha, o bien por el centro, teniendo en cuenta cierta falta de recambio en ese sector.

Su nombre, conocido públicamente. Era el apuntado. Y llegó. No solo a Campana, para cerrar su incorporación, finiquitar detalles, firmar el contrato que lo unirá profesional y deportivamente a Villa Dálmine, convirtiéndose así en el primer refuerzo (¿y único?) del 2018: Marcos Rivadero.

“Sé claramente que desde el lugar que me toca estar lo que debo hacer es sumar, por eso lo que hago es aprender en todos los clubes en los que jugué. Claro que por otro lado quiero sumar minutos y no perder ritmo de competencia y sé que en los próximos meses es factible que no tenga chances de hacerlo aquí, por eso decidí aceptar la propuesta de Dálmine”, había declarado en Navidad, a un diario de la capital cordobesa, el jugador que tiene vínculo contractual con Belgrano hasta junio del 2019.

Cordobés, de 25 años (octubre de 1992), llegó al “Pirata” en 2003 realizando todas las inferiores allí, pasando por la Liga Cordobesa, AFA, Reserva y Primera. En 2013 ascendió al equipo principal consiguiendo clasificar a la Copa Sudamericana 2013.

Además de haber jugador en Madryn, también lo hizo en el 2016 en la Universidad San Martín de Porres (Perú), donde fue dirigido por el ex DT de la selección peruana José Guillermo Del Solar.

Y ya jugó en los dos equipos que presentó el DT Felipe De la Riva, ante Lanús, en el amistoso del fin de semana último, sumando minutos y entendimiento con sus nuevos comopañeros.