Más allá de la diferencia obtenida en el partido de ida (corta, 2-1), Independiente tenía todo en contra: saber que jugaba de visitante, en el mítico Maracaná, ante Flamengo, uno de los grandes del continente, con toda la pirotecnia (de artificio, verbal y cuerpo a cuerpo en diversos “combates” en las calles de Río de janeiro, con los “torcedores” locales) explotándole la cabeza.

Pero, le pese a quien le pese. Lo discuta quien lo discuta. Independiente sigue siendo el “Rey de Copas”.

Y festejó en el mismísimo Maracaná (donde no pudo la Argentina de Messi y compañía) y por segunda vez en su historia.

Pero, además, festejó en Avellaneda, por supuesto. En La Quiaca, en Ushuaia, en Mendoza, en Misiones… Y como ya es un “clásico”, en la escalinata de la Plaza “Dr. Eduardo Costa”, de cara a la Av. Rocca, en Campana.

Contenidas durante algunos años, las gargantas “rojas” se adueñaron de la escenografía “endiablando” el descanso que muchos querían. Pero que también, y atento a lo descripto en el primer párrafo, las adversidades, la rivalidad Argentina-Brasil, muchos fueron/fuimos, un poco “diablos”…

De a poco fueron congregándose, con las banderas, las remeras de ahora y de antes. Después de haber compartido en familia, con amigos, y hasta en soledad cual ayuda a cuanta cábala y/o ritual se hiciera. Será hora de levantar la cabeza aún más, de pedirle perdón al DT Ariel Holan (menos preciado por venir del palo del hockey, aún conociendo su fanatismo por Independiente).

River, en la Copa Argentina (con sus colores blanco y rojo). Ahora Independiente (con su rojo, y el blanco). Como casi ambos homenajeando en el cierre del 2017 a Papá Noel, que también luce esa combinación de colores. Será un fin de año para mandar todo al “diablo” y gritar bien fuerte: “El Rey de Copas…”