2017-10-15 | 9:00 Historias
Campanenses por el Mundo: Diego Scarfatti
Este domingo contamos la historia de un campanense de 49 años que vive en México desde hace 13. Y hace un poco más de un mes le tocó vivir una de las experiencias más dramáticas de su vida: el terremoto que afectó el estado de Chiapas. 
  • Campanenses por el Mundo: Diego Scarfatti

    Diego Scarfatti llegó a tierras aztecas para pasar unas vacaciones y no se fue más

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    Vive en México desde 2004

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    De México le gusta su clima, su cultura, su gente y sus paisajes

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    Diego es chef y tiene un emprendimiento ad hoc

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    En tierras aztecas estudió Psicología y realizó una maestría en Educación

Cada domingo “Campanenses por el Mundo” nos transporta a algún lugar del planeta para conocer las historias de vida de aquellos que decidieron irse de la ciudad.

Y en esta ocasión el “GPS” nos lleva a México para narrar la historia de Diego Scarfatti, una historia que toma relevancia no sólo por lo que tiene para contar sino también por los terribles terremotos que sufrió la tierra azteca hace pocas semanas.

En el comienzo de su relato, este campanense de 49 edad lo deja bien claro. “La vida la llevamos normalmente aunque quedamos un poco paranoicos”.
Es que Diego vive en el estado de Chiapas donde se desató el primero de los dos sismos. Fue de 8,2 grados en la escala de Ritcher, considerado el de mayor alcance en los últimos 100 años en la historia de México.

“El epicentro estuvo a unos pocos kilómetros de mi casa, por lo que se sintió muy fuerte. Nunca había pasado por una experiencia tan aterradora y nefasta. Fue algo muy, muy angustiante”, comenta sobre lo que le tocó vivir el 7 de septiembre en plena madrugada.

Por desesperación se tiró del 1º piso de su departamento. “Como no encontraba la llave ahí nomás salí al balcón y me tiré al baldío de al lado que es como un campito de fútbol pero lleno de monte”, explica. Luego corrió hasta un árbol donde se quedó quieto y mirando como su edificio crujía y se movía “como una rama seca que mueve el viento”, explica.

Diego ya lleva viviendo en tierras aztecas 13 años. Es chef y psicólogo. Y como si eso fuera poco, dicta clases y tiene su propio emprendimiento ad hoc.

Su curriculum se completa con una maestría en Educación y trabaja en el área de investigación ya que está empezando un doctorado.

Ahora bien. ¿Cómo llegó a México? ¿Por qué se fue de Campana?

Diego lo rememora así: “Me fui de Campana en 2004 con la intención de trabajar en Italia ya que tenía una muy buena oferta laboral. Pero decidí pasar antes por México para tomarme unas vacaciones y ayudar a un amigo con un emprendimiento gastronómico”.

Y no se fue más…

Porque además de enamorarse de la cultura de ese país, su gente, su gastronomía, su clima y sus destinos turísticos, durante ese tiempo se dieron muchas situaciones significativas que hicieron que ya no se vaya a Europa. “Entre ellas fue el hecho de casarme con una mexicana, terminar otra carrera y un post grado”, cuenta como al pasar y sin dar mayores detalles.

Por ello –asegura- no tuvo problemas en adaptarse a los hábitos del lugar, respetar normas e idiosincrasia.

“Hay una expresión muy popular, en forma de refrán, que aplico en todos mis viajes que dice ´Dónde fueres, haz lo que vieres´, que implica adaptarnos a las costumbres y hábitos de un lugar en el que estamos”, expresa.

Como cada campanense que tomó la decisión de irse de nuestra ciudad, Diego también extraña mucho a su familia y mantiene intacto el cariño hacia los amigos del barrio y sus vecinos. 

Y si hablamos de esos lugares "únicos" de la ciudad, recuerda la isla, el río y la estación de trenes… por nombrar algunos. “Ellos quedaron en mi ADN y en mi memoria”, asegura.

¿Tiene ganas de regresar a Campana? Por el momento no. “Me siento muy bien donde estoy, me agrada el lugar y el clima. Estoy muy tranquilo, no me falta trabajo y te pagan por investigar”, comenta e inmediatamente aclara: “¡Ojo, esto no quiero decir que aquí donde estoy es mejor!. Todos los lugares son diferentes y por el momento aquí estoy bien”.

Y advierte: “estés donde estés, no existe lo perfecto, lo ideal. Esto nace y muere en las mentes de las personas. Vivimos buscando lo ideal, lo perfecto, y no nos damos cuenta que eso es inalcanzable. Y por ir en busca de eso, corremos el riesgo de perder lo bueno”.

Tuxtla Gutiérrez es el lugar de residencia de Diego y, a saber por sus propias palabras, no se parece en nada a Campana. “Es diferente en todos los sentidos: las calles, las construcciones, las costumbres, los servicios. Aunque tal vez –sugiere- como son distritos relativamente pequeños se podrían parecer en que ´nos conocemos todos´”.

Diego reparte las horas del día entre el trabajo y el estudio. Y cuando se hace un tiempo libre lo destina para visitar a otros estados, ir a pescar o disfrutar de la playa.

Más allá de que hoy la vida esté un poco agitada por la fuerza de la naturaleza que hizo temblar la tierra “como si estuviese arriba de un samba que no te permite estar de pie” –asegura- México es su casa.

…y en su casa es feliz.

Campanense por el mundo se buscan...
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