Política
Sergio Roses - Presidente HCD

Mas buenas personas y menos ventajeros en la política local
En la última semana, como Presidente del HCD he recibido una carta documento del Concejal Bonola (Bloque UV Dellepiane, escisión reciente del radicalismo local, que desistió de afrontar una interna para armar una nueva agrupación vecinal) haciéndome responsable de una supuesta “negación sistemática del derecho de acceso a la información pública”, solicitando acceso total a los módulos y años cargados en el sistema administrativo-contable RAFAM.

No voy a opinar sobre el tema de fondo, por cuanto compete hacerlo al Departamento Ejecutivo que es quién administra los recursos y sistemas del Municipio y por tanto el único que puede arbitrar los medios para otorgar accesos a sus sistemas de información.

Sobre este punto, sólo quiero dejar claro que el sustento de ese pedido es un dictamen de un letrado zonal del Tribunal de Cuentas que fue apelado por varios municipios ante el órgano máximo del Honorable Tribunal de Cuentas (HTC), encontrándose esa apelación pendiente de resolución. El argumento de esa apelación, en breve, es que vulnera principios de división de poderes y excede lo que un concejal requiere para ejercer la función que establece la Ley.

Esto se da, además, en un contexto donde la Provincia de Buenos Aires en la gestión de la Gobernadora María Eugenia Vidal ha dado pasos importantes en materia de acceso a la información pública, como (en este caso puntual) diseñar una modalidad de acceso exclusiva para concejales, con los perfiles que necesitan para cumplir la tarea de análisis presupuestario. Esto es lo que el Departamento Ejecutivo dispuso también para Campana.

Muchas veces la vieja política utiliza “palabras clave” resonantes (“acceso a la información”, “transparencia”) que pregonan la defensa de un interés general, para encubrir objetivos personalistas procurando alguna pequeña ventaja para posicionarse, sin importar el objetivo de fondo que supuestamente declaman defender. Es un doble mensaje o doble estándar. Al final del día, confunde, “embarra la cancha”, desvía la discusión.

Pero más allá de todo lo que se pueda discutir sobre el tema de fondo (qué tipo de información requieren los concejales, cuál es la exigencia legal, etc.) lo que no tiene el más mínimo sentido ético es acusar e imputar a la presidencia del HCD por temas que son responsabilidad de otro Departamento, en este caso el Ejecutivo. Ante cualquier pedido de los bloques políticos al Ejecutivo, la presidencia del HCD simplemente (por un criterio de orden) centraliza las solicitudes y las direcciona luego a ese Departamento, sin emitir opinión respecto a los contenidos, por cuanto esta no es su atribución.

Es indignante cuando se pregonan objetivos nobles y se busca, en realidad, pequeñas ventajas políticas o personales. Y extraña sobremanera la mutación de un grupo político que habiendo acompañado a Cambiemos por conveniencia hoy denosta al Presidente, la Gobernadora y el Intendente. El Concejal Carlos Gomez que ingresó en la misma lista que el Intendente Abella es un claro ejemplo de “Borocotización”.

Las declaraciones recientes de la ex intendente Giroldi respecto a conversaciones con Axel Cantlon (líder de esta agrupación que hace uso del nombre de Dellepiane) sólo demuestra lo bajo que están sus barreras morales. Esas declaraciones no hacen más que confirmar nuestras sospechas, en cuanto al apoyo que recibió ese político de Giroldi en aquellas PASO de 2015. Tampoco extraña, por cuanto el análisis del voto de su bloque en el recinto demuestra que han votado sistemáticamente en línea con el Kirchnerismo.

Finalmente, y prescindiendo de cualquier consideración ética, llevar a terreno judicial las diferencias políticas muestra simplemente incapacidad para transmitir una idea, procurando títulos mediáticos y evitando las discusiones de calidad que pudieran darle un tono constructivo a la acción política.

Hace unos días en una reunión que tuve con vecinos decía que se necesitan muchos más buenas personas en política. Lo aquí expuesto muestra que no son los títulos profesionales los que hacen la diferencia.

¡Buenas personas se necesitan!